En 2015, ABC se hizo eco de un ambicioso plan para reducir la entonces preocupante población de cabras montesas que arrasaba varias zonas del Parque Nacional de Guadarrama. El objetivo era dejar cerca de 1.500 ejemplares, a través de extracciones y de muertes, que lograra devolver el equilibrio a un área que empezaba a mostrar signos preocupantes para su fauna y su flora. Pasado un lustro de aquel fallido programa, frenado parcialmente en los tribunales y, pese a los intentos constantes del Gobierno madrileño –incluso vendiendo ejemplares sanos al Pirineo francés–, aquellas 4.000 cabras han seguido reproduciéndose sin cesar hasta aumentar en un 50%. En total, 6.000 cabezas con un potencial devastador para este ecosistema que goza de la máxima protección y que, según los cálculos de Medio Ambiente, están erosionando 4.000 metros cúbicos de suelo al año.

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