Que nuestra bien amada Junta de Andalucía maneje, para el próximo 2017, un presupuesto cercano a los 30.000 millones de euros (o más exactamente, 29.477), y no sea capaz de dedicar a la Caza nada más que un porcentaje irrisorio, clama al cielo.

Claro, esto se explica por el hecho de que los Cazadores (y Cazadoras, se me olvidaba) no somos gente muy a tener en cuenta. Bueno, que se creen ellos que no lo somos (¡ay, que sorpresa se llevarán!).

Que no haya presupuesto para que la guardería controle las juntas de carnes de las monterías (sí para que haya tres guardas por lince soltado); que el presupuesto íntegro de gasoil se destine a dar por saco al propietario, titular o gestor, en vez de ayudarle en su ingrata tarea; que hagan falta imnumerables informes para mover un papel en esa bendita Consejería de Medioambiente, no es digno de una Comunidad autónoma, como la nuestra, con un enorme potencial cinegético y turístico en temas de Caza.

Es llegar el viernes por la tarde y nuestros campos se limpian de los coches blancos con anagrama verde. ¡Con la inmensa labor que podría ejercer la Guardería en nuestras Monterías!, controlando las juntas de carne y fiscalizando las capturas efectuadas. Así acabaríamos con ciertos orgánicos desaprensivos que tanto daño hacen a nuestro mundo.

Pero es mucho más fácil (y barato) que sólo se dediquen a labores administrativas, a hacer informes vacíos de contenido, a acompañar al político de turno a soltar mochuelos y, eso sí, a vigilar a los linces, no vaya a ser que se pierdan y Europa corte el grifo.

¡Ay!

Francisco Beltrán

Artículo publicado en ABC