Las rehalas, como parte indispensable de la montería, se enfrentan a inconvenientes subsanables con un poco de buena voluntad por parte de los organizadores.

La puntualidad es un excelente hábito para cumplir con la exigencia de la montería, pero cada vez es más frecuente alargar tanto el comienzo de la suelta como la vuelta a la perrera de nuestras rehalas al terminar la jornada.

Citar a las rehalas tres o cuatro horas antes del comienzo de la misma, choca con la atención y las obligaciones que debemos prestar a nuestros perros y, para ello, necesitamos que la hora de llegada de nuestras rehalas sea más cercana a la hora del comienzo de la montería y que, una vez terminada esta y recogidos los perros, la vuelta se realice con prontitud.

No debemos tener a los animales innecesariamente en el transporte, por haberlos citado a las nueve de la mañana cuando la suelta no se realizará antes de las doce, así como esperando la propina o el pago de la jornada de caza, cuando deberían estar reponiendo fuerzas y descansando en sus perreras.

Por tanto, solicitamos por el bien de nuestras rehalas y de la montería, acortar el tiempo de espera de los perros dentro del medio de transporte y dejar resuelto el pago, bien por la mañana o inmediatamente al terminar la jornada.

Felipe Vegué Contreras. Presidente ARRECAL

Alfonso Aguado Puig. Presidente AER 

Carmen Basarán Conde. Presidenta RCM