Felipe Vegue. Presidente de Arrecal

(Artículo publicado en la revista Jara y Sedal)

Del postureo y las manifestaciones con cuatro conocidos protestando -incluida la tía María, la de los gatos, el vegano del barrio y los morados activistas- el animalismo ha evolucionado en eficacia, y ya han conseguido algún que otro resultado gracias a las dementes Leyes de Bienestar animal con que algunas Autonomías ya nos satanizan y con las que regalan los oídos de la clase populista.

Nuevas Leyes que están siendo interpretadas a conveniencia de estos individuos y ya han conseguido intervenir con éxito momentáneo en algunos Núcleos Zoológicos con gran despliegue de medios y colaboradores, a saber: forestales, Guardia Civil, servicios veterinarios afines y hasta con secretarios judiciales.

Que todo el mundo sepa que frente a una denuncia de maltrato animal ni en tus propiedades puedes estar tranquilo, aunque la denuncia no se pueda probar o sea una suposición de cualquiera. Todas las Leyes actuales invitan a la delación hasta hacerte la vida imposible como caigas en la visual de un denunciante.

Los Núcleos zoológicos de las rehalas autorizadas son habitualmente inspeccionados por técnicos de la Administración competente, y aunque estos no detecten nada punible, si una vieja de los gatos te coge ojeriza, estás listo.

Su objetivo es el secuestro de todos los perros, según apreciaciones y suposiciones de numeroso grupo que normalmente asalta el Núcleo y aunque no tengan ninguna preparación técnica siempre cuenta con alguno afín que certifica, lo que es imposible demostrar.

El resto es pura entelequia. Manipulan imágenes para dar pena, mienten a los medios de comunicación alimentando con medias verdades el odio y violencia de adeptos en Redes Sociales, condicionan a muchos para que se rasquen el bolsillo en una excelente operación de crowdfunding y no se olvidan de darse una vuelta por la Consejería de turno para montarles el pollo de su falta de celo. Y estos escándalos a los políticos, ya se sabe… todos son de muy buen corazón y condición, y no pueden negarse a la ayuda subvencionada de desvalidos animales.

Y mientras esto ocurre, ¿nosotros, los cazadores qué? Puessss, lo mismo que los de la ya repetida y archiconocidísimahistoria. ¡Mientras a mí no me pase!…  indiferentes, pasivos y resignados dejamos que los agravios desfilen delante de nosotros. ¿Y que pasa con el carácter que se supone tenemos los cazadores? “Pues… que mientras esto no reviente».

Por avisos y hechos no queda. Desde todo tipo de entidades y por todas las Instituciones cinegéticas avisamos de la letalidad de estas Leyes de Bienestar Animal que cada vez y con mayor eficacia y con tantos supuestos maltratos terminarán haciendo imposible las distintas modalidades de caza.

Los radicales están logrando adoctrinar al personal en todas las autonomías y se escudan en la necesidad social, cuelan artículos en los distintos borradores donde les reconocen la potestad de ser ellos los encargados de decidir sobre si el animal y el propietario ¡se quieren o no!

Mientras instauran responsabilidades en su propia POLICIA POLITICA a imagen y semejanza de la Gestapo. De momento con un marcado corte animalista, ¿y después? ¡Ya se verá!

Lo que yo creo es que existe un negocio impresionante de adopción animal (perros y gatos principalmente), y para que este negocio no se agote tienen que seguir existiendo miles de perros abandonados y/o maltratados, que además creen empatía social y la necesidad de su adopción. De este negocio viven medrando numerosas protectoras y asociaciones, que obtienen fabulosas ganancias gracias a una red de acólitos y simpatizantes en torno al maltrato y el abandono.

Es un hecho que en la actualidad ya se adoptan más perros de los que se venden o regalan. Además, existe una lucha entre la posible homologación de criadores y el control de los Libros de Crianza por parte de instituciones prestigiosas de razas puras (ya hablaremos más adelante de lo que quieren hacer con los criadores y el monopolio que se quiere crear en este tema).

El caso es que para que funcione el negocio hay que condicionar a la opinión pública inventando cifras de abandono y malos tratos. ¿Y qué consiguen con ello? Pues… predisponer negativamente contra cazadores o ganaderos y conmover a todo el espectro social, convenciéndoles por pastelera empatía, de tener una obligación moral para las adopciones. Algo, por cierto, que nunca sale gratis. Todas las protectoras exigen al adoptante dinero en efectivo o le hacen firmar un contrato leonino.

La realidad es que cada vez hay más demanda, nacional y del exterior, y mucha menos oferta o, lo que es lo mismo, menos perros abandonados/maltratados, y si me remito a cifras de órganos oficiales.

Es cierto que el sacrificio de perros abandonados es cero por parte de las administraciones, y el caso es que se están llenando las perreras con perros potencialmente peligrosos o muy viejos y enfermos que nadie quiere adoptar, y eso sí que es un problema a largo plazo. ¿Cuántos de ustedes, ocasionalmente encuentran un perro abandonado? muy pocos ¿verdad? Los casos son casi inexistentes, a no ser perros robados o perdidos o -como está de moda- sustraídos de sus labores ganaderas o de guarda por bienintencionados domingueros.

El caso es que no hay tantos perros abandonados/maltratados para las peticiones de adopción y mantener el gran negocio montado, por lo que hay que poner las miras en los perros de rehaleros, cazadores o ganaderos.

Además, para que existan subvenciones de la administración necesitan crear una necesidad y mostrar instalaciones con muchos perros, masificadas, para que organismos públicos (es decir, usted y yo) y, en menor medida, donaciones privadas efectúen aportaciones al bolsillo de protectoras. En estas mismas muchos canes se encuentran hacinados con la anuencia de las autoridades, con muy pocas medidas del bienestar que tanto dicen proteger y donde los perros no crean que se encuentran castrados o separados por sexo (para eso también piden dinero). Son lugares donde se pelean y procrean cachorros que más tarde ofrecen como perros de la calle en un interminable ciclo.

¿Y qué está ocurriendo? Pues que les están fallando las existencias de los miles de galgos y perros de caza que dicen se abandonan anualmente para ofertar a los bien intencionados ciudadanos y tienen que buscar nuevos ejemplares a ser posible de razas puras (que gustan más en adopción), y nada mejor que acudir a las reservas y razas de los vitales perros de los rehaleros donde con una sola intervención se abastecen de un gran número de canes, para así seguir explotando el tema en un círculo sin fin, barato y cómodo.

Buena forma de proceder, expropiando lo que no es tuyo, cuántos antecedentes históricos que mejor no se repitieran. Cuatro adoctrinados a los que la política cobarde les hace creerse que están por encima del bien y del mal, erigiéndose jueces por la permisividad política, el amedrentamiento social y la vista baja de los poderes y funcionarios del estado.

Vivimos en un Estado que deja pocos recursos al inocente. Sale más barato (de momento) tragar y dejar hacer, no meterse en líos con quienes la justicia les sale gratis, tiran con pólvora ajena y, por desgracia, con este bien dirigido plan de marketing, convencen a las masas de que cualquier interacción con animales es maltrato. Por tanto, hay que prohibir la caza, la ganadería, la experimentación médica, los toros, la hípica, los zoos, los perros de trabajo, de pastor, de guarda, los herradores, guarnicioneros, peleteros, taxidermistas, zapateros… y vayan sumando.

Vivimos en un Estado que cercena cada vez más libertades que antes ni pensábamos que existían y nos dejan sin garantías. Nos encontramos rodeados de parásitos y vividores, radicales y fanáticos, todos adoctrinados en una lucha de ideologías.

Esto hoy; mañana veremos. De nosotros depende.