Ante las últimas legislaciones planteadas que afectan a la caza, la convocatoria de la manifestación que está impulsando el mundo rural para la primavera de 2022 y el movimiento denominado La España VaciLada, es oportuno recordar que ya en septiembre de 2017 se celebró el I Foro Caza y Sociedad «La sociedad ante el animalismo».

Fue el primero foro de este tipo celebrado en España y analizó tanto la situación y la regulación del bienestar animal como la situación que está generando en todos los ámbitos el avance de un animalismo radical. Fue organizado en Córdoba por ARRECAL y la Federación Andaluza de Caza, con la colaboración de la Oficina Nacional de la Caza, y fue la primera iniciativa que desde un punto de vista científico, técnico, legal, pluridisciplinar, intenta analizar el problema, los desafíos, y sobre todo proponer y anticipar respuestas.

Hoy sus conclusiones son más vigentes que nunca.

  1. Rechazo al maltrato animal. Hay un consenso general de rechazo al maltrato animal. El sector de la caza, el colectivo de rehaleros, y resto de usuarios de animales de caza soncontrarios al maltrato animal.
  2. Necesidad de mayores conocimientos científicos. Desde el punto de vista científico y técnico el maltrato no está aún definido. La ciencia debe seguir estudiando el asunto sin prejuicios ni posiciones preconcebidas.
  3. No a los planteamientos utópicos o irreales. La convivencia con los animales como auxiliares, o medios de trabajo, o simplemente fuente de proteínas es una realidad que duramilenios. No se puede obviar esa realidad, ni los planteamientos de utilidad sobre los que se basa, recurriendo a propuestas utópicas e irreales de las relaciones con los animales. Los animales no son seres humanos, ni pueden asimilarse a ellos.El bienestar animal es un concepto deseable, propio de una sociedad moderna, pero debe estar en equilibrio con otras prioridades, como la sanidad animal (sacrificio de animales por enfermedad contagiosa  grave debe priorizarse), la conservación del medio ambiente (control de gatos en zonas lince, por ejemplo). las actividades económicas (control de plagas) o la investigación (uso deanimales en experimentos).
  4. El crecimiento de la población urbana y la pérdida de conexión con el mundo rural están en el origen del animalismo. El predominio de la vida urbana es uno de los factores que propician el crecimiento del animalismo. La pérdida de población en el medio rural y la desaparición de la cultura del campo y el contacto en el agro con los animales, propician desde el desconocimiento en las urbes esta nueva tendencia.
  5. Argumentos y razones frente a dogmas de fe y prejuicios. Frente al animalismo es necesario desarrollar un argumentario serio que pueda ser esgrimido en cualquier corro de debate o decisión.
  6. Científicos y cazadores comparten su preocupación por las limitaciones al uso de animales. La doctrina animalista niega el carácter preponderante del ser humano. Al igualar al irracional y al humano, se pone en peligro, sin alternativas reales, la propia investigación. Los diagnósticos y remedios de muchas enfermedades que afectan al hombre y a los animales sólo han sido posibles gracias a la experimentación con animales, el único medio que permite averiguar lo que ocurre en un organismo vivo completo.
  7. No a la humanización de los animales. La humanización de los animales es un error de percepción, que deriva de un complejo entramado de razones, como ejemplo el aislamiento de muchaspersonas en las grandes ciudades.
  8. Imposibilidad de equiparar a los animales con los seres humanos en materia de derechos. Considerar a los animales como sujetos de derechos es un tremendo error. Como irracionales no son capaces de asumir obligaciones. Como seres vivos comparten ciertos patrones con los seres humanos, pero nada más. Protectoras de animales, movimientos animalistas, partidos políticos, no pueden erigirse como portavoces de dichos animales.
  9. La amenaza creciente y real del animalismo. El animalismo es una fuerza cada día más numerosa en la sociedad. Sería un grave error, seguir confiando -como hasta ahora- en que sea una cosa que caiga por su propio peso.
  10. La pertinencia de una legislación reflexiva y realista. Existe un uso político del bienestar animal: toros, caza, ganadería… En materia de protección y bienestar animal se legisla con demasiada rapidez, a petición de parte, sin valorar convenientemente las realidades. Es preciso que al legislar sobre este tema se haga con sentido de la realidad, sobre la base de la ciencia, dejando a un lado criterios morales pretendida mente superiores.
  11. El animalismo comparte rasgos de las religiones y las ideologías en las sociedades occidentales. El animalismo comparte, a juicio de los ponentes intervinientes en el foro, ciertos rasgos con las religiones y las ideologías. Los activistas y élites del movimiento animalista cumplen los cinco componentes necesarios de la definición de Yinger de religión funcional. El sectarismo, el radicalismo, la exclusión de la discusión y los dogmas forman parte de esta nueva tendencia social quetiende a la humanización de los animales. Igual  que  no se pueden imponer a la sociedad española los preceptos de un culto religioso determinado, es importante evitar que la nueva «religión» animalista logre imponer su credo a través de legisladores oportunistas y poco reflexivos. Hay una especie de doble moral en el movimiento anima lista muy preocupante: una gran empatía con los animales, a  los que se eleva  a una categoría  en la escala social nunca vista; paralelamente y mientras se entroniza a los animales, se desea en las redes sociales abiertamente y sin ningún rubor la muerte o males para personas relacionadas con la tauromaquia, la caza. Casos como el de Mel Capitan o el niño que quería ser torero ilustran perfectamente esta doble moral.
  12. Fuente de inseguridad jurídica. La promulgación de nuevas normas con categorías legales y definiciones nuevas, responsabilidades y obligaciones adicionales paralos dueños de animales, introduce una fuerte e indeseable inseguridad jurídica. Esta inseguridad es especialmente intensa en lo que se refiere al transporte y tenencia de rehalas. El bienestar animal es un concepto deseable, propio de una sociedad moderna, pero no es ni debe ser una religión, ni una bandera política.

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